viernes, 22 de julio de 2011

Los espíritus de los antepasados muertos

Uno de los aspectos muy importantes es el culto y la veneración de los antepasados muertos.

Sus raíces se encuentran en la creencia en que los orichas también vivieron y murieron, pero ahora son simplemente otro aspecto de la misma fuerza sobrenatural.

Los muertos son algo fundamental para la Santería, pues al propiciarlos primero se abren las puertas que conducen a los orichas.

A los muertos se tiene que dar su especial reconocimiento al pagar sus derechos, evocarlos, rezar a ellos y alimentarlos.
Los muertos dependen de los vivos para mantenerse y no penar desfallecidos en las tinieblas del otro mundo.

De vez en cuando es preciso hacerles sacrificios para darles de comer.

A veces se preparan objetos como un palo adornado por cintas y cascabeles que los representa.

Ese palo se coloca en el baño (González Wippler, pág. 160-172).

Toda ceremonia, incluso la imposición de los collares, comienza con una reverencia a los muertos que se extiende hasta los antepasados más remotos. (moyuba).

Se cree que los difuntos pueden intervenir en sus vidas, protegerlos o importunarlos.

Por eso, es necesario adular y propiciarse a ellos y por los mismos motivos que se procura ganarse el favor de los orichas.

Cuando los muertos se sienten queridos y reciben las atenciones, velan por los creyentes en esta religión.

Los santeros creen que tienen que ponerse en guardia contra las almas en pena, “espíritus oscuros”, errantes y mal intencionados, pues los muertos son más fuertes que los vivos.

Por eso es indispensable la invocación a los antepasados y a los dioses y la recitación de las oraciones que se le rezan a los muertos.

En cierta ceremonia se sacrifica a los muertos un animal de cuatro patas, normalmente un cerdo.

Durante el sacrificio los presentes cantan y rezan en yoruba a todos los muertos, comenzando por los principales santeros difuntos.

Como en todos los sacrificios de los animales, se separa la cabeza del cerdo de su cuerpo, colocándola en un plato blanco.

Se pone la cabeza junto con la sangre del animal debajo del altar donde los muertos pueden alimentarse.

Más tarde la llevan al cementerio o a un bosque.

A veces se recomienda el rezo constante a los muertos de la familia de uno.

Esto puede incluir prender una vela a todos y en algunos casos se colocan un pequeño vaso de agua y otro de café al lado de una lámpara como evidencia del respeto y el amor que se les tiene.

Fuente: http://santeriaoshaifa.com

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