lunes, 18 de julio de 2011

El Ateismo

Es bueno establecer que el ateísmo no es cosa nueva en la humanidad. La historia registra como el primer ateo perseguido por su increencia en los dioses griegos, a Diágoras de Melos, el cual manifestaba su militancia a viva voz y por ello fue perseguido y hasta se llegó a pagar mucho dinero por su cabeza, allá unos 500 años antes de nuestra era.
Muchos ateos coinciden con el escepticismo que caracteriza al pensamiento científico y el astrónomo fallecido, Carl Sagan no es la excepción cuando dijo “El primer pecado es la Fe, la primera virtud es la duda”. La duda es el motor de la ciencia.
En la Edad Media la historia registra pocos ateos ilustres, sin embargo a partir del renacimiento el despertar intelectual de los ateos es relevante y también en el siglo de las luces (siglo XVIII) con la ilustración. En estas épocas encontramos a Voltaire, Denis Diderot (editor de la enciclopedia), John Milton, Jean de la Fontaine, Francisco Domaciano Alfonso, el Marquez de Sade, Thomas Hobbes, el Baron d´Holbach, entre otros. En el siglo XIX encontramos a Karl Marx, Ludwig Feuerbach, Arthur Schopenhauer y el genial Friedrich Nietzsche. En el siglo XX destacan Sigmund Freud, Albert Einstein, Bertran Russel, John Dewey, Mario Bunge, Carl Sagan, entre otros. Y en nuestro siglo XXI encontramos a Richard Dawkins, Christopher Hinchen, Daniel Dennet, Michel Onfray, Sam Harris, Piorgiorgio Odifredi, y el 93 % de todos los científicos en los Estados Unidos.
Los ateos ven a todas las religiones como supersticiones de los pueblos. Sin embargo, existe una coincidencia de los ateos con los creyentes de las religiones del Dios revelado. Cuando a un cristiano se le pregunta por ejemplo sobre por qué no cree en el Islam, aduce argumentación de falsedad de dicha religión con firmeza; muchas veces similar a la argumentación que el ateo hace sobre la misma religión del cristiano. Es por ello que existe la máxima que dice: “la superstición es la religión del otro”.

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