lunes, 16 de septiembre de 2019

San Cipriano

cipriano


San  Cipriano nación en África, el enseño primeramente la retórica, posteriormente  se convirtió en cristiano aconsejado por el presbítero Cecilio, del cual tomó el nombre y utilizó todos sus bienes para ayudar a todos los pobres, tiempo después se ordenó como presbítero y años después fue nombrado como obispo de Cartago.

Poco tiempo después recibió la ordenación de presbítero y luego fue constituido obispo de Cartago, sufrió martirios por parte de los emperadores Valeriano y Galieno, también fue perseguido por Cornelio en Roma. San Cipriano también llevaba por nombre Tascio, su lugar de nacimiento fue el norte de áfrica y su año de nacimiento se ubica en los primeros del siglo III, sus padres eran adinerados y le dieron buena educación y formación literaria.

Los vicios paganos también formaron parte de su vida, en esto de los vicios paganos se refiere a que estuvo vinculado a todo lo que se trata de la magia blanca y hechicería, pues tenía grandes poderes para realizar exorcismos, hechizos y cosas parecidas. Son estas cosas de brujería  lo que hicieron su vida pagana.

Pero un día con ayuda con la fe y gracia de Cecilio, logro transformar el rumbo de su vida y existencia, al convertirse al cristianismo, su vida dio un cambio total y comenzó a ser un gran ejemplo en la práctica de la austeridad, y enseño mucho sobre la caridad.

Tiempo después de su bautismo se inició en las filas del clero y entrego a la iglesia todo su patrimonio, participó en la elección episcopal en el año doscientos cuarenta y ocho o doscientos cuarenta y nueve, donde democráticamente por la elección resulto ganador.

San Cipriano se  mantuvo firme y fuerte en cuanto a su autoridad episcopal e hizo prevalecer su opinión frente a cada uno de los confesores. San Cipriano tuvo el poder de la iglesia de Cartago hasta el año doscientos cincuenta y siete, pero mientras estuvo en el mandato se vio perseguido por todos los que estaban en contra del cristianismo hasta la mitad del siglo III.

En el año doscientos cincuenta con motivo de las diversa persecuciones el obispo san Cipriano se Mantuvo escondido, para evitar que le sucediera algo grave, en su oculto retiro y aislamiento, no se mantuvo alejado de la iglesia, igualmente siguió gobernando a todos sus fieles a través de una fuerte actividad por medio de cartas, cuando pudo ver que ya no correría ningún riesgo y decide volver a su ciudad donde estuvo dedicado completamente a su comunidad.

En el año doscientos cincuenta y siete fue llevado ante  el procónsul Aspasio, el cual le hizo una especie de interrogatorio con la finalidad de sacarle información, presionándolo al decirle que por orden de los romanos quienes no profesen su religión no pueden tener ese tipo de creencias, y le preguntó si el pertenecía a ese grupo de personas.

Y San Cipriano respondió abiertamente que sí que era cristiano y además obispo, que su fe estaba puesta en un solo Dios, en el que creo los cielos, el mar la tierra y todo lo que habita en ella,

Por este testimonio el procónsul da la orden de destierro a San Cipriano y este se va a refugiar en la comunidad de Curubí, años después cuando fue nombrado un nuevo procónsul, fue llamado nuevamente a hacer su confesión.

Esta confesión se hizo el trece de septiembre y nuevamente San Cipriano reafirma su fe cristiana y es por ello que fue condenado a muerte, posteriormente previo a su ejecución, reafirmando la generosidad que siempre caracterizo su vida, ordeno que se le entregaran veinticinco monedas de oro a quien sería su verdugo.

El catorce de septiembre se llevó a cabo la ejecución de san Cipriano y fue decapitado, el hecho ocurrió frente a una gran cantidad de personas y fieles  que asistieron para admirar el gran ejemplo que les dio el mártir, y fueron muchos los devotos que lloraron por su muerte y pidieron por su memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario