martes, 26 de julio de 2016

San Joaquín y Santa Ana

Santa Ana era la esposa de San Joaquín, y fue elegida por Dios para ser la madre de la Virgen María, su propia Madre Santísima en la tierra. Ambos provenían de la casa real de David, y sus vidas las dedicaron completamente a la oración y a las buenas obras. Sólo una cosa ellos querían, y con gran deseo en su vida matrimonial, ellos no tenían hijos, y esto significaba, para el pueblo judío, que ellos se encontraban desgraciados a los ojos de Dios. Por fin, cuando Ana era ya era una mujer de avanzada edad, quedó embarazada y nació María, un fruto proveniente de la gracia divina, una niña pertenecía más a Dios que a los hombres. Con el nacimiento de María, la ya anciana Ana comenzó una nueva vida: ella observó cada movimiento de su hija con un cariño reverente, y sentía a cada momento que ellos habían sido santificados por la presencia de su hija inmaculada hasta el momento en que fue entregada en servicio al templo de Dios en Jerusalén.


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