viernes, 25 de febrero de 2011

LAS "NUEVAS RELIGIONES " Y EL ESTUDIO DE LA RELIGIÓN


Desde la segunda mitad del siglo XX han surgido una variedad de "nuevas religiones" en Norteamérica y Europa.

Muchas de las "nuevas religiones" no eran realmente "nuevas", sino que lo eran solamente para Norteamérica. Como el movimiento de los Hare Krishna que se considera con frecuencia una "nueva religión o culto", pero lo cierto es que solamente es nueva en Norteamérica. Se trata de una comunidad con gran arraigo en la India, cuyos orígenes se remontan a la vida y obra de Caitanya, reformador hindú del siglo XV. Su presencia en la India ha sido constante desde dicha época, aunque no llegara a Norteamérica hasta la década de los sesenta. Lo mismo sucede con otros movimientos religiosos cuyo origen son las tradiciones orientales del hinduismo, el budismo y el sikhismo.

Un reducido grupo de las "nuevas religiones" tiene su origen en el restablecimiento de aspectos olvidados o abandonados de tradiciones religiosas más antiguas, con frecuencia las dimensiones mística y contemplativa de las religiones islámica, judía y cristiana.

Muchas de las "nuevas religiones" han surgido como resultado de la unión entre las misiones evangelizadoras cristiana o islámica y las tradiciones indígenas de África y Asia. Cuando estos grupos han llegado a Norteamérica para propagar su fe, muchas de las creencias de las comunidades más recientes son consideradas "heréticas" por parte de las denominaciones de mayor antigüedad. Varios de estos movimientos sintéticos, tales como la Iglesia de la Unificación, tienen su origen en el mundo misionero cristiano, aunque incorporan elementos de las religiones indígenas o tradicionales, así como de las "nuevas revelaciones". Un caso análogo es el del bahaísmo, el cual surge de la tradición islámica, aunque incorpora una "nueva revelación".

Algunas de las nuevas religiones son, en términos generales, "nuevas". Tal es el caso de Cienciología y de los Prósperos. Existen elementos de creencia, práctica, inspiración o rito que tienen antecedentes o paralelismos en otras tradiciones o en tradiciones más antiguas.

La mayoría de los casos en Norteamérica han sido variantes del pensamiento cristiano, aunque, en todo caso, "nuevos". En el caso de Japón, la mayor parte de los nuevos movimientos religiosos tuvo su origen en el budismo, siendo el más renombrado el sokka gakkai. Esto hizo que los historiadores llegaran a las siguientes conclusiones:

-1 Que aunque la aparición de "nuevos movimientos religiosos" es un fenómeno constante, éstos tienen, por regla general, una vida muy corta. Creados alrededor de una figura carismática, profética o reveladora, suelen desaparecer a los 2 ó 3 años.

-2 Que las pocas nuevas religiones que perduraron, llegaron a alcanzar la categoría de tradiciones religiosas totalmente legítimas. Por ejemplo, el caso de los mormones, los científicos cristianos y los adventistas del Séptimo Día, quienes fueron duramente atacados cuando surgieron en el siglo XIX, pero que ahora se les considera como comunidades religiosas totalmente "legítimas". El bahaísmo constituye un ejemplo no norteamericano de este mismo fenómeno, al igual que lo es el sokka gakkai japonés, de raíces budistas.

Una de las diferencias entre los nuevos movimientos religiosos más tempranos y aquéllos que surgieron en Norteamérica durante las últimas décadas del siglo XX ha sido su extracción social. Los nuevos movimientos religiosos surgen, normalmente, de entre los sectores de la sociedad más marginados y económicamente deprimidos. Este fenómeno se observa en los barrios marginados de la América urbana o las favelas latinoamericanas o las zonas pobres de los medios rurales: se pueden observar agrupamientos religiosos desconocidos. Pero en estos ámbitos sociales no se les presta mucha atención. El nuevo elemento de los movimientos religiosos de las últimas décadas del siglo XX es el hecho de que han atraído a una clase social diferente: jóvenes de la clase media y media alta. Los jóvenes que se sintieron atraídos por las nuevas religiones populares de los años sesenta y setenta no eran pobres ni marginados. Pertenecían a las clases media y media alta. Además, estos movimientos eran pequeños grupos de comunidades religiosas que contaban solamente con unos cientos o miles de miembros, en lugar de las decenas o cientos de miles de miembros que los opositores de estas comunidades mencionaban con frecuencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario