lunes, 20 de febrero de 2017

¿Nos acercan a Dios todas las religiones?

La respuesta que da la Biblia


No. Las religiones no son todas iguales. En la Biblia encontramos muchos ejemplos de formas de adoración que no agradan a Dios. Estas se dividen en dos categorías.

Categoría 1: Las que adoran a dioses falsos

La Biblia indica que adorar a dioses falsos no sirve para nada (Jeremías 10:3-5; 16:19, 20). Jehová dijo a la antigua nación de Israel: “No tengas otros dioses aparte de mí” (Éxodo 20:3, 23; 23:24Dios habla hoy). * Cuando los israelitas adoraron a otros dioses, “la cólera de Jehová empezó a encenderse” (Números 25:3; Levítico 20:2; Jueces 2:13, 14).
Dios sigue opinando lo mismo de la adoración que se da a “aquellos que son llamados ‘dioses’” (1 Corintios 8:5, 6; Gálatas 4:8). A los que quieren servirle, les pide que dejen de relacionarse con los que practican la religión falsa. La Biblia dice: “Sálganse de entre ellos, y sepárense” (2 Corintios 6:14-17). Si todas las religiones fueran prácticamente iguales y todas nos acercaran a Dios, ¿por qué daría Dios ese mandato?

Categoría 2: Las que adoran a Dios de una manera que a él no le agrada

Jehová rechazó a los israelitas cuando adoptaron creencias o prácticas que se utilizaban en el culto a dioses falsos y mezclaron la religión verdadera con la falsa (Éxodo 32:8; Deuteronomio 12:2-4). Jesús condenó a los líderes religiosos de su tiempo por la forma en que adoraban a Dios. Ellos daban la apariencia de ser muy devotos, pero en realidad eran unos hipócritas que habían “desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la misericordia y la fidelidad” (Mateo 23:23).
Hoy, la única religión que nos acerca a Dios es la que se basa en la verdad que encontramos en la Biblia (Juan 4:24; 17:17; 2 Timoteo 3:16, 17). De hecho, las religiones que enseñan cosas que están en contra de lo que dice la Biblia alejan a las personas de Dios. Muchos creen que enseñanzas como la de la Trinidadla inmortalidad del alma y el tormento eterno son bíblicas. Sin embargo, estas creencias provienen del culto a dioses falsos. Las formas de adoración que promueven tales enseñanzas son inútiles, pues sustituyen los requisitos divinos por tradiciones religiosas (Marcos 7:7, 8).

Además, Dios odia la hipocresía religiosa (Tito 1:16). Para que una religión nos ayude a acercarnos a Dios, esta debe ser algo más que un conjunto de ritos o ceremonias; debe tener un efecto en nuestra vida diaria. Por ejemplo, la Biblia dice: “Si a un hombre le parece que es religioso, y con todo no refrena su lengua, sino que sigue engañando su propio corazón, la forma de adoración de este hombre es vana. La religión que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre es esta: cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación, y mantenerse sin mancha del mundo” (Santiago 1:26, 27; notas). Al referirse a la forma de adoración limpia y sincera, la versión La Palabra de Dios para Todos usa en este versículo la expresión “religión pura”.
Fuente: 

sábado, 11 de febrero de 2017

Nuestra Señora de Lourdes

La Virgen de Lourdes es una de las advocaciones de la Virgen María más veneradas del mundo entero. Su historia comienza el 11 de febrero de 1858 en Lourdes, Francia.
Bernadette Soubirous era entonces una niña de catorce años, pobre e ignorante, pero muy devota de la Virgen María y el Rosario. Bernadette fue a un lugar llamado Massabielle a recoger leña con su hermana y otra niña, pero al tener que cruzar un río, se quedó atrás debido a su salud delicada.

Bernadette estaba cerca de una gruta cuando escuchó un ruido y sintió un viento. La sorprendió la aparición de una nube dorada y una mujer vestida de blanco. La mujer llevaba los pies descalzos y sobre cada uno tenía una rosa dorada. En la cintura llevaba una cinta azul ancha. En las manos, juntas y posición de oración, llevaba un rosario.
Ante la aparición de la señora, la reacción de Bernadette fue comenzar a rezar el Rosario. Según algunas versiones de esta historia, cuando Bernadette rezaba las Avemarías del Rosario, la señora no decía nada y solo pasaba las cuentas.
Cuando rezaba los Padres Nuestros y las Glorias, la mujer rezaba a la vez que ella. Cuando Bernadette terminó de rezar, la señora regresó a la gruta y desapareció.
Bernadette contaba que ella no sintió miedo al ver a la señora sino que hubiera deseado quedarse contemplándola por siempre. Sin embargo, cuando regresó a su casa y su madre se enteró de lo sucedido, no le creyó. Le prohibió volver, pero a los pocos días le permitió a Bernadette regresar a la gruta. La señora se le apareció otra vez. Esta vez Bernadette fue acompañada de otras personas.
Para comprobar si era cierto lo que veía, Bernadette le lanzó agua bendita a la señora y le pidió que si venía en nombre de Dios, diera un paso adelante. La señora dio un paso.
Más tarde pudo convencer a su padre de que la dejara regresar a la gruta y él le permitió ir el 18 de febrero.
Fue durante esta tercera aparición del 18 de febrero que la Virgen le pidió a Bernadette que regresara durante quince 15 seguidos. Le habló en su propio dialecto gascón, y se dirigió a ella usando el "usted" (voi) de cortesía. Le dijo: "¿Me haría usted el favor de venir aquí durante quince días?". También le prometió que sería feliz en el otro mundo.
Algunos que escucharon de las apariciones, creyeron en el suceso y acudieron a la gruta. Otros se burlaron de Bernadette y lo que parecía una creación de su imaginación. El 25 de febrero, Bernadette escarbó en la tierra para buscar un manantial que la señora le indicó y tomó del agua con tierra que pudo sacar.
Bernadette fue motivo de las burlas de muchos al ensuciarse con lodo la cara por obedecer el mandato de la señora de que se lavara en el manantial que aún no había aparecido completamente. Poco después brotaron las aguas del manantial milagroso, que desde entonces han sido vehículo de muchos milagros certificados por la Iglesia Católica.
Las apariciones continuaron. La señora animó a Bernadette a rezar por los pecadores y pidió que se construyera una capilla en ese lugar. También le pidió a Bernadette que besara la tierra como acto de penitencia y signo de humildad, una práctica que continúa hoy en día en Lourdes.
El 25 de marzo de 1858 la señora apareció por decimosexta vez. Fue entonces cuando Bernadette le preguntó 4 veces quién era y ella por fin le respondió que era la Inmaculada Concepción. Por ser Bernadette una joven analfabeta y sin acceso al dogma católico de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, que había sido proclamado el 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX, estas palabras permitieron que, por fin, el sacerdote de su parroquia le creyera.
El 7 de abril, Bernadette permaneció en éxtasis durante la aparición de la Virgen, aún cuando la vela que sostenía le alcanzó las manos y se mantuvo encendida en ellas sin quemárselas.
La Virgen se le apareció por última vez a Bernadette el 16 de julio de 1858. Sus apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de enero de 1862.