miércoles, 30 de agosto de 2017

Santa Rosa de Lima

Santa Rosa de Lima


(Isabel Flores de Oliva; Lima, 1586 - 1617) Religiosa peruana de la orden de los dominicos que fue la primera santa de América. Tras haber dado signos de una intensa precocidad espiritual, a los veinte años tomó el hábito de terciaria dominica, y consagró su vida a la atención de los enfermos y niños y a las prácticas ascéticas, extendiéndose pronto la fama de su santidad.

Venerada ya en vida por sus visiones místicas y por los milagros que se le atribuyeron, en poco más de medio siglo fue canonizada por la Iglesia católica, que la declaró patrona de Lima y Perú, y poco después de América, Filipinas e Indias Orientales.

martes, 15 de agosto de 2017

Virgen de La Consolación

Virgen de La Consolación - Patrona del Táchira (Copia del retablo Original) Su ubicación está en la ciudad de Táriba Edo. Táchira, en la Basílica menor de Nuestra Señora de La Consolación
Virgen de La Consolación - Patrona del Táchira (Copia del retablo Original)
Su ubicación está en la ciudad de Táriba Edo. Táchira, en la Basílica menor de Nuestra Señora de La Consolación
En 1560 dos padres Agustinos venidos del Nuevo Reino de Granada llegan a Táriba, llevando de San Cristóbal una tabla con la imagen de nuestra Señora de la Consolación.
En 1600 se construye una ermita para la veneración de la excelsa Virgen. Desde entonces para acá, Nuestra Señora de la Consolación, es el centro devocional de Táriba, y la más preciada reliquia de sus buenas y cristinas gentes.
El 15 de agosto se celebra su fiesta, con solemne Pontifical y sermón de circunstancias. Y es entonces cuando el amor a Nuestra señora de la consolación se desborda por todas partes, lleno de unción de fe y de esperanza, y cuando la piedad de tachirenses, de venezolanos y de muchos colombianos abre caminos de luz para venirse a postrar a sus plantas maternales.
Allí esta ELLA, la Reina, la Madre, siempre es trance de amor y de entrega, recogiendo los dolores de los hombres para devolverlos trocados en alegría o en alivio. Por eso hasta su trono, joya y relicario del arte de oro y rutilantes piedras preciosas, vienen todas las gentes con tranquila confianza: los nobles y los hijos del pueblo, los obreros y lo menestrales, los ricos y los pobres, los inteligentes y los rudos los empleados y los buenos campesinos que el día de sus fiestas se visten de gala, y recogen las primicias de sus mejores cosechas y rasgan con las manos briosas las cuerdas del cuatro y de las guitarras, para venirle a decir a la Madre las Càntigas de su amor limpio y sin mancha.