El cerebro humano es la entidad más compleja que hasta
ahora hemos encontrado en el universo. Sabemos que gracias a él podemos
pensar, deducir, planificar, amar, odiar, temer, sufrir o ser felices.
Todo esto y mucho más surge, de alguna manera desconocida, de este
maravilloso órgano.
La condición principal que caracteriza el funcionamiento cerebral es que por medio de él somos conscientes. Pero… ¿qué es la conciencia?
Aunque parezca extraño, algo con lo que convivimos a diario se escapa a
cualquier intento que se haya hecho para poder definirla con exactitud y
precisión. Para empezar, la conciencia no es una entidad material, por
ende, la primera pregunta que nos podríamos hacer y que en efecto se
hacen muchos neurocientíficos, como por ejemplo Jhon Eccles,
estudioso de las neurociencias y ganador del premio Nobel, es ¿Cómo
algo inmaterial puede surgir de la materia? O a la inversa ¿Cómo la
materia (cerebro) puede generar algo inmaterial (conciencia)?
Estudiosos de otras áreas de la ciencia como es la física cuántica y las
matemáticas, también se han visto interesados en resolver este
extraordinario misterio. Roger Penrose, catedrático en matemáticas en la Universidad de Oxford y el médico anestesiólogo Stuart Hameroff, son conocidos por su postulación de la unión existente entre los microtúbulos que forman el citoesqueleto de las neuronas,
y la actividad cuántica allí generada, como plausible explicación del
origen de la conciencia. De ser así, el cerebro actuaría como un
receptor de una Conciencia Universal que se manifiesta por medio de
nuestro cerebro a nivel de la materia.
Por otra parte, la conciencia pareciera no ser una entidad de “todo o nada”, por el contrario podemos ver que existen grados de la conciencia.
Una persona en estado de coma profundo tiene un nivel de conciencia
menor que otra en estado de coma más ligero, y ésta tiene una conciencia
menor que alguien profundamente dormido. Una persona con un sueño
ligero o superficial se mantiene en un estado de conciencia ligeramente
inferior al de una persona en estado de vigilia, e incluso cuando
estamos en vigilia nuestro estado de conciencia oscila y podemos estar más o menos conscientes.
Para la cosmovisión de Singularidad, vida implica conciencia. Golpear a una piedra es diferente que tocar a una bacteria o a una ameba.
Ya la vida en su forma más simple, a nivel unicelular implica una forma
o manifestación de conciencia. El proceso de la evolución de la
conciencia se encuentra, según lo postulamos, en fase intermedia, no
concluida. Más allá del estado de conciencia de vigilia de un humano
normal, existe un estado de desarrollo en la evolución que denominamos
el Estado Expandido de la Conciencia.
Las Grandes Tradiciones de Sabiduría desde las épocas más remotas de la
humanidad, nos han hablado igualmente de un estado superior de la
conciencia no comprensible en el nivel en el cual funciona la mente
común de nuestra especie en éste nivel. ... ¿Coincidencia?????
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