La
palabra religión tuvo su origen en el lenguaje precristiano, pero entró en el
uso lingüístico cristiano tanto en la versión latina, de la Biblia (la
Vulgata) como en los escritos de los padres de la Iglesia latinos. En la
cristiandad medieval, religión, en su grado supremo y más grande, significa
vida monástica, con los tres votos de pobreza, castidad y obediencia. De ahí
que el religioso por excelencia fuese el monje o monja, y el estado religioso
fuera considerado el estado de perfección.